sábado, 1 de abril de 2017

Mitos sobre la nutrición vegetariana

En esta tarea hay que recopilar mitos sobre la nutrición. Para ser coherente con la línea del blog voy a trabajar sobre mitos relacionados con la dieta vegetariana.

Mito 1: Las dietas vegetarianas implican déficits nutricionales.

Una dieta ovolactovegetariana bien planificada no tiene porque implicar riesgos nutricionales. Sí es cierto que si no lo está puede provocar un déficit de vitamina B12, hierro y calcio. También es cierto que dietas más restritivas, como las veganas deben incluir suplementos de vitamina B12.

La vitamina B12 es un nutriente imprescindible para nuestro organismo presente, además de en vísceras como los riñones, el hígado y carnes en general, en huevos (1,28 microgramos de vitamina B12 por huevo grande) y productos lácteos (1,1 miligramos en una taza de leche y 0,64 miligramos por cada 100 g de yogur).
Los alimentos de origen vegetal que contienen vitamina B12, tienen cantidades muy reducidas. Algunos de estos alimentos son: levadura de cerveza, algas, hogos comestibles, germen de trigo y soja. Muchos cereales se venden enriquecidos con vitaminas (incluyendo la B12).

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El hierro es importante para la síntesis de hemoglobina. Las legumbres, algunos frutos secos (como pistachos, almendras y avellanas), las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas), frutas (orejones de melocotón, ciruelas, higos) contienen cantidades importantes de hierro. Es cierto que el hierro de los alimentos vegetales (hierro no hemo) se absorbe peor que el de los animales, pero esto se soluciona combinándolos con productos ricos en vitamina C (cítricos, tomate, pimientos,...).

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Respecto al calcio si se toman productos lácteos estos son ricos en calcio. Pero también hay muchos vegetales con cantidades importantes de calcio como las espinacas, la col rizada, la cebolla, los berros, el brecol, las judías blancas, los garbanzos, las lentejas, la soja, las nueces, las avellanas y los pistachos.

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Mito 2: Las dietas vegetarianas no proporcionan suficientes proteínas.
Es una creencia muy extendida y es falsa.
Las dietas que incluyen huevos y lácteos pueden cubrir sin problema las necesidades proteicas de adultos y niños.
En el caso de dietas veganas, incorporar alimentos vegetales sustitutos de la proteína animal, como el seitán o la soja (tofu, miso, tempeh y otros derivados), junto con alimentos como los cereales, legumbres y frutos secos combinados de manera correcta aseguran el aporte proteico de la dieta.

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Mito 3: La dieta vegetariana es siempre saludable.

También es una creencia muy extendida y falsa. Una dieta vegetariana puede ser igual de desequilibrada nutricionalmente hablando que una dieta no vegetariana. Existen muchos alimentos de origen vegetal ricos en grasas trans o grasas saturadas y azúcares, de manera que no siempre seguir una dieta vegetariana significa llevar una dieta saludable.
Si se abusa de alimentos como galletas, bollería, preparados de sustitutos cárnicos ricos en grasas, cereales de desayuno azucarados, miel, azúcar y bebidas azucaradas, aceite, margarinas, helados y productos de aperitivo la dieta tendrá muy poco de saludable, por muy vegetariana que sea.

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Mito 4: La dieta vegetariana no es buena en el embarazo

También es un mito. Una dieta vegetariana bien planificada es apta para todos los ciclos de vida, incluidos la gestación y la lactancia. El embarazo requiere controles analíticos que todas las mujeres. Es probable que la mujer vegetariana deba tomar durante el embarazo suplementos de vitamina B12 y ácido fólico, además de seguir los controles analíticos que le recomiende su ginecólogo.

Mito 5: la dieta vegetariana alcaliniza la sangre.

Últimamente se está extendiendo mucho la creencia de que hay alimentos que acidifican y alcalinizan la sangre (los vegetales estarían entre los que la alcalinizan, que sería lo conveniente).


Lo cierto es que no podemos decir que un alimento acidifica o alcaliniza la sangre ya que el pH de nuestra sangre y de nuestro organismo se mantiene siempre en sus valores, gracias a la acción de poderosos mecanismos de regulación.
El pH que se considera normal en la sangre arterial es entre 7,35 y 7,45. El pH intracelular es ligeramente más bajo: alrededor de 7,2. Teniendo en cuenta estas cifras podemos afirmar que el pH global de nuestro organismo es ligeramente alcalino.

Que nuestro organismo mantenga sus niveles de pH dentro de estos estrechos márgenes en cada compartimento, es tan importante para su correcto funcionamiento que hay varios mecanismos que compensan de inmediato cualquier posible riesgo de variación del mismo. Así que, aunque nos tomemos un chuletón, 3 copas de vino y un postre con elevado contenido en leche y azúcar acompañado de 2 cafés (alimentos supuestamente con una elevada carga ácida) no apreciaremos ningún cambio en el pH sanguíneo. De hecho si este sufriese una variación importante y mantenida de sus valores normales se produciría una situación grave.

Para saber más de esos mecanismos de regulación pincha aquí.

Aquí se puede leer lo que opina la OCU sobre el tema de las dietas alcalinas

En este post podéis ver más mitos sobre la nutrición (vegetariana y no vegetariana).




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